6ª -MUJERES HAIJINES-



A principios del siglo XVIII varias poetisas aprendieron haiku de Bashoo o sus discípulos, entre las que destacan algunos nombres como  Sono-jo, Shoofuu- ni, Chigetsu, Sute-jo, Sono-jo,y sobre todo Chiyo ni i (千代尼) -Chiyo-ni (1701-1775), religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda a temprana  edad. Quizás  la  más  conocida,  tuvo  dos  maestros  discípulos  de Bashoo,  Shikoo  y  Rogemboo.  «Sus versos  están  llenos  de  subjetividad  y  han sido muy controvertidos en el sentido de que se conformen o no al patrón del haiku».   No obstante posee haikus clásicos que se adaptan al canon exigido.


Koborete wa kaze hiroi-yuku chidori kana

De la bandada de los chidori,
uno va perdiendo fuerzas
y el viento lo recoge.


Este haiku según Suzuki es un ejemplo de cómo la meditación ayudó a Chiyo a abrir su inconsciente, y por primera vez Chiyo sintió el haiku como  una  expresión  de  un  sentimiento  interior,  pero  desprovisto  del sentido del ego.


Hototogisu hototogisu tote akenikeri

Diciendo «cuco» «cuco»
durante toda la noche
¡al fin la aurora!

Este  es  uno  de  sus  haikus  más  famosos,  nacido  del  sentimiento  de pérdida por la muerte de su hijo pequeño.


Tombo tsuri kyoo wa doko made itta yara

El cazador de libélulas,
¿hasta qué región
se me habrá ido hoy?

Escribió su haiku Jisei poco antes de morir:

el agua se cristaliza
las luciérnagas se apagan
nada existe



-Nakamura  Teijo (Siglo  XX)  Fundó  la  revista  Kazahama.  Es  la  poeta tradicionalista,  espetuosa del kigo y “saijikis”.


La flor de loto
Sus hojas y las marchitas
Flotando en el agua


-Hoshino Tatsuko  (Siglo XX) Fundó una revista de haiku exclusiva para mujeres y colaboró en la prestigiosa Hototogisu.


Blancos los rostros
Que observan
El arco iris.


-Kakimoto Tae (Siglo XX) Hija de sacerdote budista. 


Un ruido
Cavan una fosa
Detrás de las camelias


-Suzuki  Masajo (Siglo  XX)  Una  mujer  que  regentó  un  bar  en  Ginza, forzada a casarse con el marido viudo de su hermana, adúltera confesa, que  se  negó  a  que  el  haiku  no  pudiese  hablar  de  amor  o  de  sexo, estigmatizada en los ambientes más puristas del haiku. Cuando Masajo escribe haikus más tradicionales logra muchas veces una gran belleza:


Onna hitori mezamete nozoku hotaru kago

Una mujer sola.
Se despierta y mira
la caja de las luciérnagas


-Kamegaya  Chie (Siglo  XX)  Emigrante  en  el  Canadá,  perteneciente  a esa  parte  de  la  cultura  nipona  que  existe  fuera  y  al  margen  de  su sociedad,  con  su  haiku  fuertemente  contagiado  de  la  modernidad poética occidental y su expresivo patetismo, cuya obra es desconocida en su propio país. 


Oi ware no shinkei nibuku gan to shiru

Tan vieja estoy…
Ni me inmuté al saber
que tengo cáncer


-Nishiguchi  Sachiko (Siglo  XX)  Una  anciana  que  aún  vive  y  que  ha pasado toda su vida en una aldea de cuarenta casas en el corazón de Shikoku, cultivando su huerto, cultivando su  haiku seco y difícil, Japón en  estado  puro:  ausencia  total  de  pretensión,  "  una  de  tantas  malas hierbas del haiku en Japón", según sus propias palabras.


Hitosuji no tsurô nokoshite bancha hosu

Entre las hojas de té
puestas a secar,
sólo un sendero.