13ª -PRÓLOGO DEL LIBRO 70 HAIKUS Y SENRYÛ DE MUJER . V. HAYA-

PRÓLOGO DEL LIBRO 70 HAIKUS Y SENRYÛ DE MUJER


Edi. por Poesía Hiperión . Traducción V. Haya


Tres mujeres japonesas del siglo XX, muy diferentes entre sí, y con tres distintas propuestas estéticas en su haiku merecían compartir una antología. Hemos seguido un orden de presentación según su mayor o menor celebridad y según la importancia de sus publicaciones.
En primer lugar, la novedad que supone Masajo es sin duda el incorporar el tema amoroso-sexual. Por supuesto que cuando Masajo escribe haikus más tradicionales logra muchas veces una gran belleza, y en esta antología hemos recogido alguno de sus haikus más impecables:

Fuyu no yo no kagami ni utsuru mono ni ware
Noche de invierno.
Cosas que se reflejan
en el espejo: yo”


Onna hitori mezamete nozoku hotaru kago
Una mujer sola.
Se despierta y mira
la caja de las luciérnagas


Pero la novedad de su obra reside en la no aceptación del apartheid del tema del amor en el haiku. Cuando le preguntaban si era consciente de la fuerte conmoción que su poesía producía en el mundo del haiku, al tener la misma forma métrica que el haiku pero hablar de amor, contestaba: “No pienso verme involucrada en un doble suicidio con el haiku (matarlo a él mientras él me mata a mí). Si tengo que elegir entre el haiku y el amor, tiraré el haiku”
Kamegaya Chie es una japonesa emigrante en Canadá y su haiku está fuertemente contagiado de la modernidad poética occidental y patetismo. Sorprende, por ejemplo, la introducción de la temática del cáncer: 

Oi ware no shinkei nibuku gan to shiru
 
Tan vieja estoy…
Ni me inmuté al saber
que tengo cáncer

o la distorsión ocasional de la forma poética:

Sayamame no yubi ni tsumetaki asa o tsumu
 
Cosechando la soja
con mis dedos, recogiendo
la frialdad de la mañana

Por último, está el haiku seco y difícil de Nishiguchi Sachiko, para paladares exigentes. El haiku de Nishiguchi es Japón en estado puro: ausencia total de pretensión. A los amantes del haiku habrá que advertirles que el “sabor de haiku” (haimi) que buscan no es el corazón de Issa ni la contundencia de Bashô sino la sencillez de cada uno de los instantes que conforman nuestra vida, eso que tan magistramente reflejan los haikus de Nishiguchi. O más todavía, como si hubieran sido escrito por un Buson que tuviera la absoluta certeza de que iba a ser olvidado por la historia y así y todo siguiera escribiendo. Como si fuera una especie de Shiki que ignora qué clase de desafío está constituyendo su poética. Lo que más me impresiona de Nishiguchi es cómo no discrimina lo bello de lo feo, lo vulgar de lo maravilloso, cómo puede hablar lo mismo de bosques, que de aspirinas, de hojas caídas, bomberos, pintores, cascada, béisbol, peregrino, mar, triciclo…

Akihenro koinraundry no jun o matsu
Un peregrino en otoño
hace cola
en la lavandería

Sakuganki fui-ni taka naru murashigure
Crece de pronto
el ruido de la perforadora.
Chubasco en la aldea


Diferencias entre haiku y senryû
El senryû tiene el mismo metro que el haiku clásico (5-7-5) y ciertos elementos que pueden coincidir con el haiku erótico y con el cómico, pues su temática es precisamente lo sarcástico, lo ingenioso, lo crítico, lo obsceno. Pero el senryû no es haiku porque carece de elegancia, de profundidad, de naturalidad, de falta de intencionalidad, de objetividad…, en definitiva, de todo lo que constituye el “sabor de haiku” (haimi). No es sólo que no tenga “palabra estacional” (kigo), referencia a la estación del año, porque a veces un poema tiene kigo y sigue sin ser haiku, y en ocasiones un haiku no tiene kigo y no por eso deja de ser haiku (es el caso de los mu-kigo haiku). 
En esta antología de tres mujeres japonesas del siglo XX encontramos no sólo haikus, sino algunos senryus. Particularmente, dentro de la obra de Suzuki Masajo. Entre ellos, este:

Nyotai hiyu shiireshi uo no sore yori mo
Cuerpo frío de mujer.
Más incluso que el del pescado
que acababa de comprar

En realidad, a Suzuki Masajo no parecía importarle demasiado si lo que en ocasiones escribía eran senryus, haikus o cualquier otra cosa. 
Masajo quiere hablar de lo que le importa, de ella misma y sus sentimientos: una anciana que ha tenido muchos amantes y que en la vejez siente su cuerpo frío incapaz ya de despertar a la vida del sexo y el amor. Necesita hablar de ello y lo hace, simplemente.
Un senryû más –senryû extraño, espeluznante- de Shûchiku:
                    
Efumi shite nembutsu môsu omina kana
¡Una vieja pisoteando
una pintura de Cristo
mientras recita el Nembutsu[i]!

Este poema no tiene «sabor de haiku» (haimi), aunque tenga su metro. Es una escena del mundo, de acuerdo, pero carece de la mínima armonía. Estamos ante un senryû: una estrofa de metro 5-7-5 que responde como el haiku a algo que ha ocurrido en presencia del poeta pero con un tono diferente -satírico, obsceno, crítico- y con una diferente temática –lo sexual, lo ridículo, lo absurdo…, normalmente, del mundo humano-. 
Una vieja dando saltos sobre un cuadro de Cristo ni siquiera parece una escena de la vida japonesa... No parece una escena de la vida japonesa y sin embargo lo fue durante siglos (desde 1628 a 1857): el acto inquisidor por el que las autoridades, en persecución de japoneses convertidos al Cristianismo, hacían pisotear al sospechoso un cuadro de Cristo. En el caso que recoge Shûchiku, la anciana no sólo se conforma con pisotearlo tal como se le ha pedido sino que al mismo tiempo da prueba de ser una buena budista recitando el Nembutsu.
Otro caso similar sería ese senryû que dice: 

Susamaji ya onna no megane toshi no kure
¡Qué espanto!
Acabando el año
una mujer con gafas…[ii]

Es muy dudoso que pueda entrar en la clasificación de “haiku” algo con tan mal gusto –ni siquiera un mal gusto transgresor e intencionado, en realidad pura ideología machista proyectada sobre el haiku.
Un último senryû, esta vez de Matsumoto Kyoko:

Chichi yoeba ebi no katachi ni sukitôru
Cuando papá se emborracha,
toma la forma de una gamba
y se vuelve transparente[iii]
Podría establecerse un cambio de opiniones sobre si éste que acabamos de citar es un haiku cómico porque tiene ebi (gamba) como “palabra estacional”. Pero, si se diera una discusión así, nuestro posicionamiento sería claro: este haiku no nos dice nada de la naturaleza de las gambas. Nos habla de un viejo borrachín que a los ojos de su hija -cuando está bebido- su voz se aclara y su misma figura adopta la forma de una gamba. Es evidente la naturaleza intrascendente y la intención frívola que alienta este senryû de Matsumoto Kyoko.
¿Cuáles de los poemas de Masajo que presentamos serían senryû? Aparte del ya citado número 19 (Nyotai hiyu shiireshi uo no sore yori mo), nos inclinamos a considerar senryû los poemas 10. Ume aoshi onna no moteru warudakumi (El verde ciruelo y una mujer tentada por un plan perverso), 12 Karisome no otto no zabuton hanagumori (Un cojín para el esposo que he tomado prestado. Cielo nublado), 17. Bîru kumu dakaruru koto no naki hito to (Sirvo una cerveza a un hombre –o a unos hombres- que no puedo abrazar).
Luego están muchos otros que más que probablemente sean senryus (11. Kareshiba no ki mo me ni itashi somukitari, 13. Hito wa nusumedo mono wa nusumazu sudare maku, 14. Shiratama ya aisu hito ni mo uso tsuite, 15. Hakutô ni hito sasu gotoku ha o irete, 16.  Somukishi tsuma no haka tannen ni arai keri). Y, finalmente, hay algunos que esperan el dictamen final de la sociedad japonesa. Me refiero a aquellos haikus en los que el erotismo, la temática de la infidelidad o la culpabilidad están ausentes, y sólo se habla de amor. Por ejemplo, 9. Shinôka to sasayakareshi wa hotaru no yo (traducible por “¿Nos matamos por amor? Me susurró al oído una noche de luciérnagas) o 8. Waga koi ya akikaze wataru naka ni ari (Sopla el viento de otoño, mi amor va dentro).




[i] Versión original: 絵踏して念仏申すおみなかな. Nembutsu: recitación ritual que predicaron las ramas del Budismo japonés Jodô y Shin-jodô por las que el creyente se acoge a la protección del Buda y espera de él su salvación.
[ii] Versión original: すさまじや女の眼鏡としのくれ.
[iii] Versión original: 父酔えば海老のかたちにすきとほる.