EDITADO EN POESÍA HIPERIÓN
(Recomendamos la lectura de este libro. Lo que aquí exponemos es un resumen de un prólogo que dice más cosas en torno al haiku, pero que hemos obviado para centrarnos en la línea que sigue el curso de la Escuela Makoto)
EL POEMA MÁS BREVE DEL MUNDO
El haiku japonés contiene, en su brevedad, la totalidad de
la vida. Y lo hace desde lo que dice y, sobre
todo, desde lo
que no dice.
El haiku no
impone; se expone,
como la gota
de rocío, captando el instante,
que siendo frágil, fugitivo, permanece en nuestra memoria. El haiku nace de una
conciencia desasida, en honda comunión con la naturaleza que nos revela lo que
somos.
La palabra estacional, kigo, no es sólo un adorno; es una
manera de fijar el instante y de avivar la
sensibilidad, despertando la
resonancia en cada
detalle. La vida
en sí, despojada
de cualquier pretensión retórica,
vibrando en todo,
como lo que
es: el puro
asombro, el puro milagro de ser.
Lo corriente es lo extraordinario. Lo que se canta – aquí y ahora- contiene no sólo eso,
sino también su
contexto callado. La
fuerza del haiku
nace de su
tensión dos imágenes visibles, o
una que sugiere otra ausente el corte de una palabra, kireji, - que a veces, se
sustituye por la respiración o por la pausa- y, en definitiva, el contraste que
genera una cierta iluminación o satori que se sitúa el corazón de esa nada. Y
es de esa aparente facilidad de donde
nace la sutileza que enriquece la historia del poema más breve del mundo…
…… el haiku alcanza con Bashô una hondura que lo convierte
en poema autónomo y en camino
de perfección, tanto desde el punto de vista espiritual como
desde el punto de vista estético.
DIECISIETE SONIDOS
Los japoneses suelen hablar de “sonidos”, no de sílabas, a
la hora de contar los versos. Los 17 sonidos del haiku escritos en una sola
línea continua y dispuestos en tres secuencias de 5-7-5, son como la
quintaesencia de toda la poesía japonesa, su respiración natural,……
….Pero la gran aportación de Bashô se refiere al espíritu
del haikai (haiku como lo denominará posteriormente Shiki), a sus valores más
hondos: “novedad” (“no sigas las huellas de los viejos maestros; busca
lo que ellos
buscaron”); inmediatez (“lo
que ocurre aquí
y ahora”); ligereza(“un buen
haikai se parece a un río poco profundo donde se ve el lecho de arena”); inocencia (“para
escribir haikai, búsquese
un niño de
un metro de
alto”); equilibrio entre cultura y vida, entre lo perenne y lo
efímero (“despertarse a lo que es alto y retornar a lo que bajo”), y en
definitiva, sinceridad: ( “Lo que viene del corazón es bueno…”; “Aprende de los
pinos, aprende de
los bambúes. Aprender
quiere decir unirse
a las cosas
y latir la
íntima naturaleza de esas cosas”). El
maestro, que hizo
de la poesía
un camino de
perfección, aconsejaba acercarse a ella con la misma actitud que Sen no
Rikyû exigía para la ceremonia de té y que se resume en estas cuatro
palabras: wa, armonía; kei, respeto;
sei, pureza, y jaku, quietud.
Buson e Issa,
completan junto a
Bashô, la tríada
de los grandes
maestros que fijan
y enriquecen el haikai como poema autónomo, proyectándolo hacia el
futuro como observación de las cosas y expresión de lo fugitivo y de lo
intemporal. Buson dignificó el poema pintado, que él denominó haikai-butsu no soga y que
Watanabe Kazan simplificó en la
palabra haiga, que ha venido a
significar haiku pintado, ya que es una combinación de poesía, caligrafía y pintura.
Su origen remonta al siglo XVII y se cree que fue establecido por Nonoguchi
Ryuho. ……. El haiga alcanzó su esplendor en el siglo XVIII y principios del XIX
gracias a Buson, Socho, Taiga y Goshun y ha pervivido hasta hoy, impregnándose
de los diferentes estilos pictóricos e integrando nuevas técnicas, como la
fotografía, aunque manteniendo sus rasgos esenciales- austeridad, simplicidad y
espontaneidad- y la íntima relación entre el poema e imagen. Shiki reivindicó
el haikai de Buson- más conocido entonces como pintor que como poeta- por su sentido
de la realidad, su refinamiento, su colorido y su originalidad expresiva. Issa
destaca por su lenguaje coloquial,
lleno de humor
y de inflexiones
dialectales y por
su amor hacia
las criaturas más insignificantes y hacia las personas más humildes.
Renombrando el pequeño
poema como haiku,
Shiki impulsó su
renovación como shasei (boceto de
vida) a través
de la revista
Hototogisu y marcó
algunas pautas fundamentales derivados
de su conocimiento de la literatura japonesa y de las nuevas corrientes
occidentales:
1- Sé natural.
2-Ten en cuenta la
perspectiva. Las cosas grandes lo son,
sin duda, pero también las pequeñas pueden ser grandes si se ven de
cerca.
3- Un haiku no es una
proposición lógica y no debe mostrar el proceso reflexivo.
4- Sé conciso y omite
cuanto no es útil.
5- Haz acopio directo
de material; no lo tomes de otros haikus.
6- Emplea imágenes
tomadas de la fantasía y de la realidad, pero prefiere estas últimas……
…….. A su sombra, el haiku se bifurcó en dos corrientes,
animadas por dos de sus discípulos: la capitaneada por Kyoshi (1874- 1959),
fiel al poema clásico, y la impulsada por Hikigodô (1873- 1937) y Seisensui
(1884-1974) a través de la revista Sôun, abierta al poema libre y seguida por otros
poetas, como Hôsai (1885-1926), Santôka (1882-1940) y a partir de los años
treinta del siglo XX, por
diferentes grupos empeñados
en modernizar el
haiku bajo la
influencia de la literatura occidental. Los jóvenes poetas del haiku moderno (gendai
haiku) introdujeron la abstracción,
la metáfora o
la analogía, reivindicando
el individualismo frente
a la rigidez autoritaria de
las normas tradicionales. En
esa nueva línea
destacaron los poetas
del movimiento Shinko Haiku. El choque con los poetas del Hototogisu y
sobre todo con Kyoshi fue brutal…..