9ª- AWARE, EL SENTIMIENTO DE LA BELLEZA EFÍMERA-


La estética japonesa se puede resumir en el término  aware, que podría equivaler a nuestra “nostalgia”  o  a  la  “saudade”  Portuguesa,  pero  que  implica  muchos  más  matices.  Motôri Norinaga  (1730-1801)  acuñó  la  expresión  mono  no  aware    algo  así  como  la  conmoción compasiva por la belleza efímera- . Según él, aware es, en esencia, una expresión de hondo sentimiento en el corazón”…… Norinaga llegó a afirmar que toda la poesía japonés, desde el Man`yôshu, se ha escrito bajo ese sentimiento, que implica la honda impresión producida por la pequeñas cosas, cierta tristeza compasiva, una intensa nostalgia relacionada con el otoño o con  lo  efímero,  una  serena  aceptación  de  la  fugacidad  de  este  mundo,  e  incluso  el placer refinado  que  se  puede  encontrar  en  la  búsqueda  de  los  placeres  mundanos, aunque  sean pasajeros….

 ……En  el  siglo  XVII,  Tohô,  uno  de  los  discípulos  de  Bashô subraya  que  el  haikai  fija  en  un instante dado las cosas que se mueren…. antes de que se extingan en el espíritu.

….Las flores del cerezo han venido a ser el arquetipo simbólico del mono no aware, debido a su belleza,  a  su  fragilidad  y  a  su  fugacidad,  pero  ese  sentimiento  se  expresa  también  en  los matices  de  lo  inacabado  y  de  lo  solitario.:    La  flor  solitaria-  recodaba  Kawabata-  contiene mayor gracia que un centenar de flores… Incluso hoy en día, en la ceremonia del té, la práctica general consiste en que haya una sola flor en la sala en donde aquélla se realiza y que sea una flor en capullo…” Se llega a valorar más la belleza de las flores caídas o marchitas del otoño que la de las flores primaverales en todo su esplendor; o la belleza de la luna brumosa sobre la belleza de la luna llena.

Hay  otros  conceptos  que  se  relacionan  íntimamente  con  el  aware  y  que  ahondan  en  su significado:  wabi  implica  un  sentido  austero  de  la  belleza;  sabi  sugiere  soledad,  asimetría, refinada quietud en mendio de la realidad cambiante, desapego, y también pátina, soledad, abandono (“sabi- escribe Kyorai, citando a su maestro Bashô- es el color del verso”); y yugen expresa el misterio que emana de la sacralidad de las cosas, provocando el asombro… Al final, todo eso confluye, ese implica y se resuelve en ese “no sé qué que quedan balbuciendo”, y que, en toda poesía verdadera, pertenece más a lo “no dicho” que a lo expresado. En el haiku, la cadencia irregular, la frecuente onomatopeya, la ausencia de rima y la pausa rítmica del kireji contribuyen a potenciar la sensación de algo inacabado y abierto. La palabra ”cortante”, kireji, no tiene significado específico,  pero es un recurso sumamente eficaz, lleno de sutileza. Las más frecuentes son ya ( una exclamación de sorpresa, duda o ironía) que suele cerrar el primer verso); kana ( más sutil, que cierra el poema con un matiz de melancolía) y keri (parecida a la anterior).

Desde  que  se  fijara  como  poema  autónomo,  allá  por  el  siglo  XVI,  el  haiku  japonés  ha desplegado una sombrosa y persistente vitalidad, sobre la base de un lenguaje sencillo y de la observación inmediata. Bashô sugería “seguir la naturaleza, volver a la naturaleza” pues según él, “la naturaleza transmite,  en forma cambiante, la verdad inmutable”. Desde ese centro, que irradia sobre todo, nada es indigno de ser observado y cantado: de ahí la inagotable variedad del  haiku,  que  puede  ser  profundo,  leve,  triste,  gozoso,  delicado  o  satírico,  incluyendo- en ocasiones- los rasgos del  senryû, un género poético  que  toma nombre de su creador, Karai Senryû  (1717-1790),  que  mantiene  la  cadencia  del  5-7-5,  pero  prescinde  de  la  palabra estacional y de la cesura , y se concentra en la vida humana abordándola desde el humor o desde la sátira…..

…. Bashô advertía  también sobre la difícil facilidad del  haikai (haiku):”El que crea de  tres a cinco durante su vida es un poeta de haikai. El que llega a diez es un maestro” Y decía también reivindicando la inspiración espontánea sobre  la servidumbre de las convenciones. “ Aprende las  reglas  y,  luego,  olvídalas,  pues,  en  definitiva,  el  haikai  no  está  en  la  letra,  sino  en  el corazón…..

…..El idioma japonés, sintético y sutil, no suele usar pronombres personales, no distingue entre singular y plural y es ambiguo en los tiempos verbales…. “ ( de ahí la dificultad a la hora de traducirlos al castellano).